sábado, 14 de marzo de 2009

Maridaje de Platos y Vinos

El maridaje consiste en complementar adecuadamente el vino y la comida.

Maridaje viene de la palabra “maridar” que significa “unirse” o “casarse”. En materia gastronómica, podríamos decir que es el término acuñado para definir la elección del vino más adecuado para armonizar o “casar” con un plato. Se debe encontrar a la pareja perfecta para ensalzar las virtudes del otro en beneficio propio.

Esta integración se debe buscar a través de los sabores pero también mediante las texturas.

Debe haber un equilibrio entre las estructuras de los platos y los vinos debiendo tener en cuenta siempre tres factores fundamentales en una elaboración gastronómica: materia prima con la que está fundamentada el plato, condimento y la guarnición de éste.

Sin embargo, bien es sabido que los “polos opuestos se atraen” y es una regla también aplicable a los vinos y platos, ya que no siempre es cuestión de puras afinidades, sino de encontrar la que por armonía o contraste se perfile como la fórmula más adecuada para transmitir la plenitud del vino en el ámbito gastronómico y viceversa.

A priori hay varios enemigos del vino: el vinagre, cualquier producto que proporcione amargores verdes (endibia, espárrago verde, alcachofa ...), huevos, si bien también debe ser un reto para el especialista en maridajes conseguir casar estos productos.

Debemos hacer desaparecer de nuestra mente los viejos conceptos de vino blanco para el pescado y tinto para la carne, ya que como antes había comentado, no sólo la materia prima es factor determinante en un maridaje.

Destacar también que hay maridajes que podíamos denominar geográficos y que en la mayoría de los casos los platos y los vinos de una determinada zona geográfica maridan de forma que podíamos denominar natural.

Simplemente cuando os sentéis en una mesa de un restaurante y tengáis ante sí un menú maridaje, os recomiendo que os relajéis y dejéis que todos vuestros sentidos disfruten.

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